Velos

Una de las técnicas más mágicas de la danza oriental es la de utilizar el velo y crear figuras con él. Durante esta danza se juega con el simbolismo y el misterio del velo. Los velos pueden ser de gasa, que sirven para practicar o de seda que son los que utilizan las bailarinas profesionales. Éstos gracias a la seda que los compone tienen una caída ideal, y se acompasan con el cuerpo formando unos dibujos increíbles.

Velos de Gasa para principiantes

La leyenda de Ishtar

Según esta leyenda babilónica, tras la muerte de su amado a Ishtar le es concedido emprender un viaje en su búsqueda, con la condición de ir dejando una ofrenda en cada una de las puertas del inframundo.

En este descenso al submundo para salvar a su amado Tamuz, Ishtar tiene que cruzar siete puertas y en cada una de ellas tiene que ir dejando una prenda hasta llegar al final del camino completamente desnuda. La desnudez simboliza la verdad, lo real y genuino.

La danza de los 7 velos también se asocia a Salomé (en la foto derecha) que tras bailar pide como premio la cabeza de Juan Bautista

Diferencia entre bailarinas orientales y occidentales

La diferencia entre las bailarinas orientales y occidentales respecto al velo es notable, ya que las orientales normalmente lo utilizan solamente para hacer una espectacular entrada con él, y pocos segundos después se deshacen de este lanzándolo al suelo.

Por el contrario, las bailarinas occidentales han desarrollado una técnica muy completa alrededor de este elemento y son capaces de crear figuras con el velo, añadiendo un nuevo sabor a la danza del vientre.

El velo es generalmente de seda para su mejor manipulación, y que puedan crearse esas figuras tan hermosas gracias a la caída de la seda. Cuánto más grande mejor, siempre que podamos manejarlo con gracia,  lo recomendable es comenzar a aprender el arte del manejo con uno de aproximadamente 290 x114cm, pero tú decides el tamaño.

Velos profesionales 100% Seda

El doble velo

Consiste en ejecutar la pieza con dos velos a la vez. La bailarina debe trabajar mucho con ellos antes de su actuación en público. Por supuesto, el material adecuado es la seda.

Existen infinidad de combinaciones para bailar con dos velos, generalmente al principio se manejan juntos como si hubiera uno solamente. Funciona muy bien que sean del mismo color, ya que nadie se dará cuenta que hay dos, y el efecto sorpresa estará garantizado. Puedes sujetarlos también a la cintura de tu falda y así manejarlos con más facilidad y aprovechar las infinitas combinaciones que tienen antes de separarlos del cuerpo.

Para un final espectacular, nada como los velos sueltos, es decir cada uno en una mano y desde esta posición esta posición cualquier giro será precioso, pero los molinos quedan espectaculares.

Como cualquier coreografía es importante ir de forma gradual, empezar con algo sencillo e ir cambiando la posición de los velos y soltándolos conforme avanza la canción, sorprendiendo con cada combinación al espectador, un consejo, deja lo más vistoso para el final.

Figuras

Las figuras más utilizadas son los remolinos, aunque también los infinitos figuras secuenciales que nos permiten jugar con él y asombrar al espectador.

También podemos vestirnos y desvestirnos en mitad de la interpretación, podemos hacerlo envolviendo el cuerpo con el velo, llevarlo como toga como una diosa griega. Otra forma es hacernos una falda en un grácil y hábil giro de manos, utilizarlo como chal o como capa romana. También podemos cubrir el rostro dejando ver los ojos en la figura del beduino, estas son solamente unas pocas formas de darle uso, aunque existen muchísimas.

Simbolismo

La danza del velo tiene toda una simbología alrededor. El velo representa lo oculto y lo que se quiere descubrir, envuelto en un movimiento que le otorga un grandioso misticismo. Desde un punto de vista ancestral simboliza la oscuridad y la luz del conocimiento al cual solamente unos cuantos tienen acceso.

El velo, conocido en el mundo oriental por su función de cubrir el cuerpo femenino y su misterio, en el bellydance cumple con un juego de seducción entre exponer y esconder, despertando así la admiración de quien observa la destreza de la bailarina.

Transmite elegancia, da un sentido etéreo potenciando cada movimiento, especialmente mágico luce sobre todo con giros, remolinos y figuras secuenciales, según la técnica de la bailarina.